Como una fiel guardiana de la bahía de Almería La Alcazaba vigila desde el cerro que domina la ciudad con el telón de fondo de las Sierras de Gadór y Alhamilla completando una irrepetible postal.
Cuando paseemos por Almería la veremos desde cualquier punto de la ciudad, con la sensación dominio que le viene dada no sólo por su magnífico enclave sino por ser la mayor de las alcazabas árabes de España.
Y si sorprendente es su visión desde la ciudad, aún más sorprendidos nos quedaremos cuando observemos las increíbles vistas de Almería desde esta soberbia atalaya que no podemos dejar de visitar.
Más de diez siglos lleva recortando su hermosa silueta en el cielo desde que fue mandada construir por Abderramán III en el año 955, más tarde reformada por Almanzor y ya en el siglo XI terminada por Hayrán, el primero de los reyes de la taifa de Almería cuando llego a uno de los momentos de su máximo esplendor.
Sus más de 1.000 años hacen de este monumento un testigo privilegiado de la evolución de la ciudad y de su entorno debido a su altísimo grado de conservación y a que no ha sido invadido por construcciones modernas.
Aunque ahora nos parezca curioso su origen fue como defensa de la ciudad que en aquel momento era más importante, Pechina, pero debido a que Abderramán concedió a Almería la categoría de Medina y a la magnífica posición estratégica de la bahía se convirtió en la más importante de las Alcazabas árabes en al-Ándalus.
A la Alcazaba llegaremos tras subir por las estrechas callejuelas que unen el centro de la ciudad con el barrio de la Chanca, que antiguamente formaba el núcleo original de la ciudad, entrando dentro de la parte protegida por la muralla original.
Cuando llegamos nos sorprenderán sus sólidos muros de más de cinco metros de altura y sus impresionantes torres defensivas formando un recinto cerrado pero que conectaban con las murallas que rodeaban a la medina y que podremos contemplar cuando entremos a la Alcazaba sorprendiéndonos por la gran magnitud de la construcción defensiva.
Tras haber subido paralelo a la muralla llegaremos a la puerta principal de la fortaleza, abierta en una torre albarrana y que nos conduce a la Puerta de la Justicia por la que entraremos (Gratuitamente) al primero de los tres recintos que componen la fortaleza. Tres partes diferentes y diferenciadas, en la que dos son de origen musulmán y una última cristiana.
Ya no estaremos dando cuenta de la importantísima misión que tuvo la Alcazaba, ya que fue al mismo tiempo fortaleza, sede del gobierno, lugar donde estuvieron las primeras casas, la mezquita mayor, etc. No hay que olvidar que la fortaleza protegía el que en su tiempo fue el mayor puerto de al-Ándalus.
Nos sorprenderos por unos bellos jardines de ambiente árabes que si bien son modernos están perfectamente integrados en la construcción. Podremos sorprendernos observando la ciudad desde esta fantástico mirador y atravesando el patio podremos contemplar la no menos impresionante muralla del cerro de San Cristóbal.
El correr del agua por los estrechos canales, los suelos enchinados, las fuentes y la vegetación nos recuerdan ambientes árabes y si la visita es en verano agradeceremos el frescor que nos porporcionan.
Este amplio reciento fue el primero en ser construido y es donde se refugiaban la gentes en caso de ataque. Tiene varios aljibes y un pozo por el que los antiguos moradores subían el agua desde más de 70 metros. En un extremo se sitúa el Baluarte del Saliente.
Más adelante pasaremos al segundo recinto. Tras pasar el pintoresco Muro de la Vela, que fue mandado a construir ya en época cristiana por Carlos III y tiene en su campanario desde 1763 la campana encargada de anunciar los hechos importantes de la ciudad, desde un fuego a un ataque, la llegada de un barco al puerto o el cierre de la fortaleza, muchos y diversos usos tuvo esa campana que tiene nombre, como las buenas campanas, y es Santa María de los Dolores, además tenía otra misión importantísima, anunciar los cambios de turno para el riego de la vega y que en una tierra como Almería son casi vitales.
El segundo recinto en su época de mayor gloria tuvo que ser bellísimo, ya que era la ciudad palaciega, donde estaba el Hamman, la mezquita, los aljibes, etc… pero debido a los terremotos y a una mala conservación son pocos los restos que podemos observan aunque son un importantísimo yacimiento arqueológico.
Aun así todavía podremos ver un aljibe del siglo X. Una obra de época cristiana como es la ermita mudéjar de San Juan (s. XVI), edificada con casi todas seguridad sobre la Mezquita, dos casas musulmanas que se recrearon sin mucha fidelidad en los años sesenta, los restos de los baños públicos o el «Mirador de la Odalisca que es el resto de una torre del siglo XIII con una bonita leyenda.
Como no puede ser de otra manera la mejor conservada es la parte más moderna. La cristiana, con una reconocible hechura de castillo castellano al que se accede tras atravesar el puente levadizo y que fue mandado construir por los Reyes Católicos tras la toma de la ciudad en 1489. Las nuevas necesidades defensivas hacen que el castillo sea muy diferente al resto de la Alcazaba y destaca su gran Torre del homenaje, lugar donde residían las personalidades cristianas y que actualmente es una sala de exposiciones. También muy bien conservadas la Torre de la Pólvora con algunas piezas de artillería antigua y la Torre de la Noria desde donde podremos tener de nuevo unas privilegiadas vistas sobre el Puerto de Almería y unas memorables puestas de sol.
Formando un todo con la Alcazaba están la Murallas del Cerro de San Cristóbal. Una impresionante sucesión de torres que conecta la fortaleza con un cerro secano donde varias torres forman una impresionante línea defensiva.
Entre ambos la Hoya, un territorio sin construcciones y en el que como curiosidad podremos observar el Centro de Recuperación de la Fauna Africana, lugar en el que se han salvado algunas especies de gacelas casi extinguidas en África.
Las Murallas del Cerro de San Cristóbal y la Alcazaba de Almería son desde el año 1931 Monumento Histórico Artístico como no podía ser de otra manera debido a su gran valor histórico y artístico.
Al contemplar el atardecer desde la Alcazaba, con sus bellísimas puestas de sol, en esa hora en la que parece que se detiene el tiempo es fácil imaginar como fue la vida en la medina árabe transportándonos diez siglos en un viaje mágico que sólo puede pasar en una tierra con el encanto de Almería.