Actualmente nos es casi imposible imaginar la dureza de los viajes hace 2.000 años. Y aunque aun hoy a veces el paisaje es el mismo, el calor o el frio igual, no los medios de transporte. Esto hace que no podamos comprender lo duro que tenía que ser llegar a todos los puntos de un imperio tan vasto como el romano.
Cuando vas subiendo por los ondulados caminos que nos acercan a Bolonia vas comprendiendo mejor la ilusión que tenían que sentir los viajeros al observar en la distancia, enclavada en una maravillosa ensenada la preciosa ciudad de Baelo Claudia.
Ahora vamos como visitantes, en una visita cultural o a bañarnos en su increíble playa, pero hubo un tiempo en el que miles de personas iban cada verano a trabajar, esclavos y hombres libres, temporeros en una de las industrias que más fama dio a Andalucía (la Bética) en todo el imperio, la industria del Garum.
Son muchos los que dicen que con su inmensa duna y su agua turquesa es una de las playas más bonitas de Andalucía, otros de España y por lo tanto de Europa. Lo que sí es seguro es que en ningún sitio como en este encontraras más perfecta unión entre un paisaje virgen, unos restos romanos en perfecto estado y un mar que en este lugar es un ejemplo claro de la vinculación entre los pueblos del Mediterráneo.
La Ensenada de Bolonia, en la provincia de Cádiz dentro del actual Parque Natural del Estrecho, que el devenir del tiempo ha convertido en uno de los yacimientos romanos más importantes de Andalucía, es un lugar cargado de historia que no podrás olvidar cuando lo conozcas.
Baelo Claudia fue, sin duda, una de las ciudades más importantes en la Bética romana. Nació a finales del siglo II a.C. sobre un asentamiento fenicio anterior (Bailo) y llego a su máximo esplendor entre los siglos I a.C. y II d.C., iniciando su decadencia a partir de la crisis del siglo III, tras un terrible maremoto que derribaría sus más importantes edificios.
Tras esto incursiones de piratas, tanto del norte de África, como europeos terminaron por llevarla casi a su desaparición y aunque experimentó un ligero renacer en el siglo III, fue abandonada definitivamente en el siglo VII.
En ningún otro yacimiento romano de la Península Ibérica es posible extraer tras la visita una visión tan completa del urbanismo romano como en Baelo Claudia. En esto radica su principal interés, destacado también por el espectacular paisaje que rodea a la ciudad.
Su mayor industria era la fabricación de conservas y salazones. Aquí se elaboraba el famosísimo Garum (del que hablaremos en otro post), una pasta que hoy en día no alcanzamos a imaginar y que hacia las delicias de los más pudientes en aquella época.
Esto y el comercio con las embarcaciones que se dirigían de uno a otro lado de las Columnas de Hércules, hizo que la ciudad alcanzara un esplendor inaudito.
No nos extenderemos en la descripción de su trazado, pero si tenemos que señalar la maravilla de urbanismo, con sus calles principales cruzándose y formando una cruz en cuyo centro se situaba el Foro o plaza principal, cuyo pavimento actual es el original de losas de Tarifa conservado desde el siglo I, y a cuyo alrededor se distribuían los principales edificios públicos.
En el yacimiento se conservan los elementos más representativos que constituían la esencia de una ciudad romana; contaba con una cerca o muralla, con más de cuarenta torres de vigía y edificios de carácter administrativo como el senado local (Curia), el archivo municipal, una plaza pública (Foro), un palacio de justicia (Basílica Judicial), situado en el foro frente a los templos y que estaba presidido por una estatua del emperador Trajano de más de tres metros de altura. Y el Teatro que es el mayor edificio de Baelo Claudia
También es importante destacar que había cuatro grandes templos: Tres dedicados a cada uno de los componentes de la Tríada capitolina (Júpiter, Juno y Minerva) y como nota más curiosa, uno dedicado a la diosa egipcia Isis, relacionado al culto isíaco en la península.
También pueden verse restos de las tiendas (tabernae); el mercado (macellum), con sus catorce tiendas y las termas (termae).
La zona industrial con restos de las instalaciones para la fabricación del garum, calles, acueductos, restos del sistema de alcantarillado, etc., hacen que disfrutemos de unos restos que nos dan una idea fidedigna que lo que fue esta ciudad.
Fue declarada Bien de Interés Cultural en el año 1.925. Y ahora podemos comprenderla mejor ya que el conjunto arqueológico está acompañado desde 2007 de un museo obra del arquitecto Guillermo Vázquez Consuegra.
Bolonia está a pocos kilómetros de Tarifa y aunque la aldea ofrece pocos alojamientos (a veces esta todo completo) hay más hoteles en Tarifa y queda a un paso.
Para llegar a la Playa de Bolonia debemos ir por la Carretera General Málaga-Cádiz N-340, una vez que pasemos el cruce de Facinas (si vamos en dirección a Tarifa) o al poco de pasar Tarifa (si vamos en dirección a Cádiz) en el Km.70,2 encontraremos el cruce hacia Bolonia, y desde allí se sube hasta la ensenada donde encontrarás indicaciones para ver estas maravillosas ruinas romanas y la increíble playa de Bolonia.