Es fácil imaginar la emoción que tenían que sentir los comerciantes gaditanos tras meses de espera al divisar desde sus casas el navío que salvaría sus negocios, traería a sus familias o noticias de más allá de los mares.
Pero la ciudad, antaño pequeña y familiar, fue creciendo y cada vez era más difícil ver el mar desde sus casas. Subían a las terrazas y aún así costaba otear el horizonte. Fue ahí cuando la imaginación gaditana, con su viveza habitual, busco nuevamente una solución, de estética prodigiosa a un problema de difícil solución.
Cada comerciante quería ver cuándo llegaba su barco, lo que además de una gran noticia le podría dar ventaja en el mercado y a la vez lo primero que divisaban los viajeros desde sus barcos eran las torres miradores que a la postre harían famosa a la antiquísima ciudad de Cádiz.
Las Torres Vigías son uno de los elementos más característicos de la arquitectura gaditana y la proveen de un cierto aire árabe y oriental debido a la inspiración norteafricana de estas construcciones que se pusieron de moda, mas por la necesidad que por gusto, a partir de mediados de s. XVII, momento en que la ciudad era el puerto oficial de entrada de toda la mercancía procedente de América, hasta 1792 cuando las ordenanzas municipales las prohíben por cierta inutilidad y peligro de derrumbamientos.
Llegó a haber 160 torres, de las que actualmente quedan aproximadamente 126. Hay una maqueta de Cádiz en el año 1777 en el Museo de las Cortes donde se pueden observar.
En el siglo XVIII, no había comerciante gaditano que se preciara que al construir su casa, normalmente en la zona de poniente por su cercanía al canal de entrada, no sumara a ella el añadido de una torre mirador. Las torres de Cádiz fueron el resultado del prestigio y auge que esta ciudad tomó con motivo de su comercio con las Indias occidentales.
Cádiz se convertira en ese tiempo en una de las ciudades más cosmopolitas de Europa, con todo tipo de comercios y comerciantes (ingleses, holandeses, italianos, etc.…). Con un nivel de vida altísimo era una de las ciudades más hermosas tanto por su arquitectura como por su calidad de vida. Y aunque el monopolio del comercio con América termino en 1765, esto no afecto tanto como podía parecer debido a la magnífica situación de la ciudad y a la inteligencia de los comerciante gaditanos que supieron mantener la actividad comercial incluso en tiempos tan convulsos.
Al pasear por sus calles y mirar hacia arriba, en algunos edificios que pertenecieron a familias de rancio abolengo, observamos estas construcciones tan curiosas, son las torres vigía o torres miradores. Las hay de cuatro tipos: Terraza, Garita, Sillón y Garita y Sillón.
Torres de Terraza : Las torres más antiguas que se conservan en Cádiz
Torres de Garita, llamadas así porque poseen una garita encima de una torre normalmente cuadrada y de dos alturas.
Torres de Sillón. Las más parecidas entre sí, solucionan de una forma práctica y satisfactoria su misión de mirador.
Y un último tipo que resulta de la unión de los 2 anteriores, una fusión entre las torres de sillón y de garita. Con ello se consigue añadir aún más altura al superponer al último cuerpo de la torre de ‘sillón’ una garita en uno de sus extremos.
La excepción a esta regla la podemos encontrar en una torre situada en la calle José del Toro, que es la única con planta octogonal. Comúnmente se la conoce por “La Bella Escondida” porque no se puede ver desde la calle.
Una visita que no podemos dejar pasar si visitamos Cádiz es La Torre Tavira (siglo XVIII) ya que al ser la torre de mayor altura de la ciudad (45 m.) dispone de las mejores vistas de la ciudad. Es una hermosa torre vigía de estilo barroco, designada como torre vigía oficial del puerto gaditano en el año 1778 (El nombre es por el primer vigía, el teniente de fragata Antonio Tavira) que se encuentra ubicada en la esquina, entre la calle Marqués del Real Tesoro y Sacramento.
Ahora es una sala de exposiciones, al haberse instalado en ella la denominada Cámara Oscura, una especie de objetivo que permite a los visitantes contemplar la ciudad como si se encontrasen dentro de una cámara fotográfica.
Si te interesa saber un poco mas del ambiente de Cadiz en esa época hay muchísimos libros que la documentan entre los últimos «El Asedio» de Perez-Reverte.
Pasear por Cádiz, siempre es maravilloso, sus vistas, su arquitectura y la alegría de sus gentes pero no te olvides nunca de mirar hacia arriba, desde allí te vigilan sus torres vigías.